A fines de 1879 los barcos chilenos desembarcan tropas en el sur del
Perú, se protagoniza la batalla
El ejército chileno tenía 13.500 hombres y los aliados 10.000, el armamento chileno era muy superior en infantería y artillería y grande era la desproporción en cuanto a la caballería. Los cañones chilenos desembarcaron en el puerto de Ite, cerca de Tacna y las unidades se concentraron en Yara, cerca del valle del Sama, en Quebrada Honda.
El 22 de mayo de 1880, el comando militar chileno dispuso una excursión de reconocimiento a lo que sería el campo de batalla, el cual se encontraba a 8 km del norte de la ciudad de Tacna y fue bautizado por Campero como Alto de la Alianza. El 25 un grupo de la caballería peruana sorprendió a 5 arrieros con 50 mulas que transportaban odres con agua a Quebrada Honda, campamento chileno a 11 km de la meseta de Inti Orco para dar batalla al día siguiente. En reunión de emergencia ordenada por el general Campero, se opinó la conveniencia de sorprender al enemigo en su campamento. Los batallones aliados se alistaron y partieron a las doce de la noche en tres columnas avanzando por el arenal, siendo desorientados por la oscuridad y la neblina disponiéndose el retorno, llegando dos columnas al amanecer y una tercera casi a las ocho de la mañana. Barros Arana, historiador chileno, menciona al respecto: "Mientras el ejército aliado se fatigaba la mayor parte de esta frustrada operación, el ejército chileno se reponía tranquilamente en su campamento del cansancio de la noche anterior".
El intercambio de fuego de artillería de ambos lados, se inició a las 9 de la mañana, durando dos horas. A las 11, la vanguardia de la primera división chilena avanza disparando a la vanguardia aliada que se encontraba del lado izquierdo. La segunda división chilena avanzó hacia el centro y la tercera a la derecha, generalizándose la batalla.
El batallón Sucre cargó con toda su fuerza, haciendo retroceder al enemigo, perdiendo en el campo de batalla más de la mitad de sus hombres. Contraatacaron los chilenos, rodeando al batallón boliviano "Viedma" y al peruano "Victoria", a la vez que ingresaban en su ayuda, el batallón peruano "Huáscar" y el boliviano "Tarija".
Al centro, primero con disparos de fusilería y luego a punta de bayoneta, se batían los batallones peruanos "Zepita", "Cazadores del Misti", "Arica" y los bolivianos "Padilla" y "Chorolque".
El sector izquierdo que estaba formado por un reducto con sacos de arena fue escenario de una lucha feroz. Camacho solicitó a Campero le enviase los batallones "Colorados" y "Aroma" de la reserva, quienes ingresaron con una fuerza arrolladora, haciendo retroceder a los chilenos, adueñándose de 6 cañones Krupp. El general Baquedano ordenó la carga de 500 jinetes del comandante Yávar, quienes arremetieron furiosamente a los "Colorados", los que apelaron de inmediato a la formación de "cuadros", con una primera línea de tiradores, derribando a los granaderos de Yávar, que optó por la huida como única salida. Baquedano entonces envía a las tropas frescas de la Cuarta División, logrando hacer retroceder a los bravos bolivianos por no tener más reservas.
A las dos y media de la tarde, los tres sectores del ejército peruano boliviano, se sienten
El ejército chileno tenía 13.500 hombres y los aliados 10.000, el armamento chileno era muy superior en infantería y artillería y grande era la desproporción en cuanto a la caballería. Los cañones chilenos desembarcaron en el puerto de Ite, cerca de Tacna y las unidades se concentraron en Yara, cerca del valle del Sama, en Quebrada Honda.
El 22 de mayo de 1880, el comando militar chileno dispuso una excursión de reconocimiento a lo que sería el campo de batalla, el cual se encontraba a 8 km del norte de la ciudad de Tacna y fue bautizado por Campero como Alto de la Alianza. El 25 un grupo de la caballería peruana sorprendió a 5 arrieros con 50 mulas que transportaban odres con agua a Quebrada Honda, campamento chileno a 11 km de la meseta de Inti Orco para dar batalla al día siguiente. En reunión de emergencia ordenada por el general Campero, se opinó la conveniencia de sorprender al enemigo en su campamento. Los batallones aliados se alistaron y partieron a las doce de la noche en tres columnas avanzando por el arenal, siendo desorientados por la oscuridad y la neblina disponiéndose el retorno, llegando dos columnas al amanecer y una tercera casi a las ocho de la mañana. Barros Arana, historiador chileno, menciona al respecto: "Mientras el ejército aliado se fatigaba la mayor parte de esta frustrada operación, el ejército chileno se reponía tranquilamente en su campamento del cansancio de la noche anterior".
El intercambio de fuego de artillería de ambos lados, se inició a las 9 de la mañana, durando dos horas. A las 11, la vanguardia de la primera división chilena avanza disparando a la vanguardia aliada que se encontraba del lado izquierdo. La segunda división chilena avanzó hacia el centro y la tercera a la derecha, generalizándose la batalla.
El batallón Sucre cargó con toda su fuerza, haciendo retroceder al enemigo, perdiendo en el campo de batalla más de la mitad de sus hombres. Contraatacaron los chilenos, rodeando al batallón boliviano "Viedma" y al peruano "Victoria", a la vez que ingresaban en su ayuda, el batallón peruano "Huáscar" y el boliviano "Tarija".
Al centro, primero con disparos de fusilería y luego a punta de bayoneta, se batían los batallones peruanos "Zepita", "Cazadores del Misti", "Arica" y los bolivianos "Padilla" y "Chorolque".
El sector izquierdo que estaba formado por un reducto con sacos de arena fue escenario de una lucha feroz. Camacho solicitó a Campero le enviase los batallones "Colorados" y "Aroma" de la reserva, quienes ingresaron con una fuerza arrolladora, haciendo retroceder a los chilenos, adueñándose de 6 cañones Krupp. El general Baquedano ordenó la carga de 500 jinetes del comandante Yávar, quienes arremetieron furiosamente a los "Colorados", los que apelaron de inmediato a la formación de "cuadros", con una primera línea de tiradores, derribando a los granaderos de Yávar, que optó por la huida como única salida. Baquedano entonces envía a las tropas frescas de la Cuarta División, logrando hacer retroceder a los bravos bolivianos por no tener más reservas.
A las dos y media de la tarde, los tres sectores del ejército peruano boliviano, se sienten
de Los Ángeles, y toman la capital
Moquegua, posteriormente, el 25 de febrero del siguiente año, el general
chileno Baquedano preparaba desde Pacocha su ejército, según el
historiador Cayo, de catorce mil quinientos hombres. Los peruanos
estaban dirigidos por el almirante Lizardo Montero y los bolivianos por
el coronel Eliodoro Camacho, el cual creía que los aliados debían
avanzar hasta el valle de Sama a encontrar al enemigo para batirlo antes
que se organizara. El problema que surge es el mando compartido, pues
no había quién comande el ejército aliado. La situación cambiaría al
llegar el nuevo presidente boliviano general Narciso Campero. Es de
notar que los desaciertos del ejército aliado eran notorios por la falta
de un servicio de espionaje.
desfallecientes y claudican iniciando la retirada con dolor y amargura, se contaron 2.000 bajas aliadas, incluyendo jefes y
oficiales, entre ellos el general boliviano Juan José Pérez, teniente
coronel Felipe Ravelo y el mismo coronel Camacho. El sábado 29 de mayo
después de pasar la altiplanicie de Palca y llegando al paso de Tacora,
ingresa el disperso ejército boliviano al territorio patrio, habiendo
dejado atrás una lección de valor, sacrificio y amor a la patria.
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