martes, 23 de mayo de 2017

CONSECUENCIAS TRAS LA BATALLA

EN CHILE:

El ejército chileno tuvo 2.028 bajas según la razón de bajas del ejército chileno, pero de 24 jefes y
oficiales y 450 hombres de tropa muertos, y 192 jefes y oficiales y 1.369 hombres de tropa heridos, un total de 474 muertos y 1.458 heridos según el historiador militar Francisco Machuca. La División de Reserva casi no participó y sólo tuvo 17 bajas.
El Teatro Municipal de Tacna es ocupado como hospital chileno. En la batalla se dispararon más 1.700 tiros de cañón.
En el campo de batalla, el ejército chileno tomó 4 cañones Krupp de montaña de 60 mm, 4 Blakely de montaña de a 4 pdr, 2 Blakely de campaña de a 12 pdr, 5 ametralladoras Gatling, una ametralladora Gardner, 34 lanzas de caballería, de 4 a 5 mil rifles de diversos sistemas y calibres, y otros pertrechos más.
En la batalla murieron el Teniente Coronel Ricardo Santa Cruz Vargas, comandante del Regimiento de Zapadores, Carlos Severin, Subteniente del Regimiento Santiago, el teniente Moisés Arce y el Capitán Rafael Torreblanca, del Regimiento Atacama (que perdió el 47% de sus hombres), entre otros muchos chilenos.


EN BOLIVIA:

Las bajas de las fuerzas aliadas han sido calculadas en su conjunto. Los chilenos estiman en 2.500 hombres de tropa y 150 jefes y oficiales los muertos y heridos en el campo de batalla. El jefe de las ambulancias bolivianas, doctor Dalence dijo que el número de muertos alcanzaría a 1.500 más o menos, habiendo sido repasados 65 a 70 de ellos. Los jefes muertos fueron 23. Jorge Basadre indica que los oficiales muertos fueron 185 y las bajas de tropa como 2.000 entre peruanos y bolivianos casi en partes iguales.
Entre los prisioneros estaban el general Claudio Acosta, los coroneles Eliodoro Camacho, Ildefonso Murgía, Exequiel de la Peña, Adolfo Flores, Andrés Ríos, Ángel Sarco, José Ávila, Nicanor Bacca y Corsino Balsa.En Bolivia se recuerda como héroe al joven Juancito Pinto, tambor del Regimiento Colorados, comandado por el Coronel Ildefonso Murguía Anze.Las fuerzas bolivianas, al mando de Campero, deciden en Pachía retirarse hacia La Paz, donde llegan el 10 de junio.


EN PERÚ: 

El ejército peruano tuvo 147 jefes y oficiales entre muertos y heridos.
El contralmirante Lizardo Montero pudo reunir parte de los dispersos peruanos en Torata, retirándose con ellos hacia Puno, donde llegaron 2 mil soldados y se reúnen a las nuevas tropas formadas en Cusco y Puno con destino a Arequipa.
Montero y Del Solar llegan finalmente a Lima. A Montero, rival político del dictador Piérola, le esperan juicios en Lima. Del Solar, que había sido prefecto de Tacna, en cambio es nombrado prefecto de Arequipa.
La guarnición de Arica, al mando del Coronel Francisco Bolognesi, recibe las noticias del resultado de la batalla en Tacna y se prepara para la defensa de Arica.

HISTORIA DE LA BATALLA DEL CAMPO DE LA ALIANZA

A fines de 1879 los barcos chilenos desembarcan tropas en el sur del Perú, se protagoniza la batalla
El ejército chileno tenía 13.500 hombres y los aliados 10.000, el armamento chileno era muy superior en infantería y artillería y grande era la desproporción en cuanto a la caballería. Los cañones chilenos desembarcaron en el puerto de Ite, cerca de Tacna y las unidades se concentraron en Yara, cerca del valle del Sama, en Quebrada Honda.

El 22 de mayo de 1880, el comando militar chileno dispuso una excursión de reconocimiento a lo que sería el campo de batalla, el cual se encontraba a 8 km del norte de la ciudad de Tacna y fue bautizado por Campero como Alto de la Alianza. El 25 un grupo de la caballería peruana sorprendió a 5 arrieros con 50 mulas que transportaban odres con agua a Quebrada Honda, campamento chileno a 11 km de la meseta de Inti Orco para dar batalla al día siguiente. En reunión de emergencia ordenada por el general Campero, se opinó la conveniencia de sorprender al enemigo en su campamento. Los batallones aliados se alistaron y partieron a las doce de la noche en tres columnas avanzando por el arenal, siendo desorientados por la oscuridad y la neblina disponiéndose el retorno, llegando dos columnas al amanecer y una tercera casi a las ocho de la mañana. Barros Arana, historiador chileno, menciona al respecto: "Mientras el ejército aliado se fatigaba la mayor parte de esta frustrada operación, el ejército chileno se reponía tranquilamente en su campamento del cansancio de la noche anterior".

El intercambio de fuego de artillería de ambos lados, se inició a las 9 de la mañana, durando dos horas. A las 11, la vanguardia de la primera división chilena avanza disparando a la vanguardia aliada que se encontraba del lado izquierdo. La segunda división chilena avanzó hacia el centro y la tercera a la derecha, generalizándose la batalla.

El batallón Sucre cargó con toda su fuerza, haciendo retroceder al enemigo, perdiendo en el campo de batalla más de la mitad de sus hombres. Contraatacaron los chilenos, rodeando al batallón boliviano "Viedma" y al peruano "Victoria", a la vez que ingresaban en su ayuda, el batallón peruano "Huáscar" y el boliviano "Tarija".

Al centro, primero con disparos de fusilería y luego a punta de bayoneta, se batían los batallones peruanos "Zepita", "Cazadores del Misti", "Arica" y los bolivianos "Padilla" y "Chorolque".

El sector izquierdo que estaba formado por un reducto con sacos de arena fue escenario de una lucha feroz. Camacho solicitó a Campero le enviase los batallones "Colorados" y "Aroma" de la reserva, quienes ingresaron con una fuerza arrolladora, haciendo retroceder a los chilenos, adueñándose de 6 cañones Krupp. El general Baquedano ordenó la carga de 500 jinetes del comandante Yávar, quienes arremetieron furiosamente a los "Colorados", los que apelaron de inmediato a la formación de "cuadros", con una primera línea de tiradores, derribando a los granaderos de Yávar, que optó por la huida como única salida. Baquedano entonces envía a las tropas frescas de la Cuarta División, logrando hacer retroceder a los bravos bolivianos por no tener más reservas.

A las dos y media de la tarde, los tres sectores del ejército peruano boliviano, se sienten
de Los Ángeles, y toman la capital Moquegua, posteriormente, el 25 de febrero del siguiente año, el general chileno Baquedano preparaba desde Pacocha su ejército, según el historiador Cayo, de catorce mil quinientos hombres. Los peruanos estaban dirigidos por el almirante Lizardo Montero y los bolivianos por el coronel Eliodoro Camacho, el cual creía que los aliados debían avanzar hasta el valle de Sama a encontrar al enemigo para batirlo antes que se organizara. El problema que surge es el mando compartido, pues no había quién comande el ejército aliado. La situación cambiaría al llegar el nuevo presidente boliviano general Narciso Campero. Es de notar que los desaciertos del ejército aliado eran notorios por la falta de un servicio de espionaje.
desfallecientes y claudican iniciando la retirada con dolor y amargura, se contaron 2.000 bajas aliadas, incluyendo jefes y oficiales, entre ellos el general boliviano Juan José Pérez, teniente coronel Felipe Ravelo y el mismo coronel Camacho. El sábado 29 de mayo después de pasar la altiplanicie de Palca y llegando al paso de Tacora, ingresa el disperso ejército boliviano al territorio patrio, habiendo dejado atrás una lección de valor, sacrificio y amor a la patria.

CONSECUENCIAS TRAS LA BATALLA

EN CHILE: El ejército chileno tuvo 2.028 bajas según la razón de bajas del ejército chileno, pero de 24 jefes y oficiales y 450 hombres...